Existen métodos de ejercicios que nos ayudan no sólo a mejorar nuestra condición física, sino también a alcanzar la integración de cuerpo, mente y espíritu, y así obtener mejores resultados. Uno de estos métodos es el Pilates, un completo y efectivo método de ejercicios, especialmente indicado para reeducar y mejorar nuestra postura mediante el movimiento controlado y fluido del cuerpo. Esto permite mejorar progresivamente el tono, la elasticidad y flexibilidad, la fuerza y la resistencia muscular, incentivando una recuperación global de nuestro organismo.
Empecemos sintiendo como respiramos, tomando consciencia del cómo, por dónde y para qué. Y visualicemos cómo está nuestro cuerpo, qué zonas están relajadas y cuáles tensas.
La respiración pulmonar o superior la utilizamos para oxigenar con rapidez nuestro cuerpo, para hacer ejercicios aeróbicos como correr o superar un momento de estrés.
La respiración abdominal o diafragmática, nos sirve para relajarnos. Se observa como se infla y desinfla nuestro abdomen y se utiliza en técnicas como el Yoga.
En Pilates se utiliza la respiración intercostal (parte inferior de los pulmones, hacia los lados y hacia atrás). Es una respiración tridimensional ya que se expande hacia delante de forma natural. Para ejecutar bien esta respiración intercostal hay que trabajar con una ligera contracción del suelo pélvico (musculatura que sostiene órganos internos y esfínteres) y el trasverso abdominal (aplanando desde el pubis hasta las costillas). Con ello conseguimos estabilizar el tronco y trabajar la musculatura abdominal desde el interior hacia fuera.
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